Cuatro saeteros cantarán sus rezos a las imágenes de la archicofradía del Santísimo Cristo de la Sangre en la madrugada del Viernes Santo. La salida del atrio de San Cristóbal, feudo eclesiástico del Paso Encarnado, es el momento elegido para rendirse en sones flamencos ante laVirgen de la Soledad, Nuestro Padre Jesús de la Penitencia y el titular delPaso, el Santísimo Cristo de la Sangre.
Curro Piñana regresa a Lorca, y en concreto al barrio de San Cristóbal, para dejar su arte cartagenero, cuna del flamenco murciano, en voz desgarrada ante la salida de las tres imágenes veneradas por los rabaleros. Repetirá el cantaor a la entrada de las tronos en la sede parroquial desde un balcón a caballo entre la Plaza de las Hortalizas y el atrio.
Una segunda voz repite en el recorrido. Desde el balcón frente a la farmacia de la calle Mayor cantará María Canet al paso de la procesión y a pie de calle en la calle Portijico. La malagueña se atreverá a capela con una saeta a la imagen de Gerique para gozo de los espectadores que mimen con su atención a la saetera oficial de Almería.
Una de las sorpresas de la velada será la incursión de una voz aficionada y autóctona de Lorca, que trasladará su arte y pasión desde su corazón hacia su garganta en honor a la imagen del Señor de la Penitencia en la conocida ‘cañá’.
En esta emblemática calle Abellaneda también estará posicionado, desde un balcón emblemático, el almeriense Antonio García, ‘el Niño de las Cuevas’, de cuyo saber bebió Canet durante su formación flamenca.
La Procesión del Silencio servirá para escuchar las nuevas marchas escritas en devoción a cada una de las imágenes interpretadas por la Agrupación Musical del Santísimo Cristo de la Sangre y contemplar los nuevos báculos que portará la comitiva que escolta la
hermosa escultura de Nuestro Señor de la Penitencia, obra del escultor José Hernández Navarro, puesto que estrenan la voluta que remata su extremo superior.
Por la mañana, la comitiva habitual invitará desde el Ayuntamiento al pueblo de Lorca para que cruce el puente hacia el barrio de San Cristóbal y disfrute de tan singular belleza, la de la Procesión del Silencio, el símbolo religioso por excelencia de esta Semana
Santa lorquina. Todas las banderas de las cofradías lorquinas, que por la noche
participan en la procesión, recorren las distintas sedes religiosas escenificando el llamamiento.